Crítica y Acción (Arnoldo Diaz)
Crítica y Acción
La ausencia de la crítica
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La ausencia de la crítica

Contra MTYIdeal2040 [1/4]
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El pasado 25 de enero [2024] se llevó a cabo una “audiencia pública” por parte del gobierno de Monterrey para presentar el Plan Municipal de Desarrollo Urbano el cual es parte del proyecto de reingeniería urbana llamado Mty Ideal 2040. En este conjunto de planes se plantea la construcción del nuevo ideal regiomontano el cual se caracteriza por el deseo de una ciudad más compacta, sostenible y resiliente mientras que reproduce los valores empresariales que de nuevos no tienen nada.

Pareciera que el plan lo abarca todo, promete resolver el problema del tráfico y con ello el de la contaminación; asegura que generará vivienda asequible para resolver el problema del “abandono” del centro de la ciudad; promete que la ciudad se llenará de nuevos servicios que convertirán a nuestra ciudad en una de esas “mejores” ciudades del mundo y al mismo tiempo busca “preservar” aquellos barrios que el estado reconoce como históricos.

Suena genial, el problema es que en la propuesta no se explica ni el cómo, ni el quién, ni cuales pudieran ser los efectos negativos de estas transformaciones. No se necesita ver el futuro para responder a estas preguntas, al final este plan no es más que una expansión del plan que surgió en 2021 que a su vez deviene de la creación de Distrito Tec en 2015.

Ante la falta de autocrítica en este “nuevo” plan, me propongo escribir una serie de artículos donde busco plantear algunos problemas que considero claves para comprender el rechazo que surge desde los barrios y colonias de todos los estratos sociales en Monterrey. Los textos giran alrededor de cinco temas que están entrelazados: el papel de las universidades en el plan, la selección de lo que es histórico, la creación de los distritos para beneficiar la especulación inmobiliaria, la adopción del capitalismo verde en el discurso de lo urbano y la transversalidad de las problemáticas con miras a una resistencia generalizada. Comenzaremos por el papel de las universidades y la ausencia de la crítica.

Las universidades y la reingeniería de la ciudad

Entendemos la reingeniería de la ciudad como el proceso en el que las élites locales, en conjunto con el gobierno, moldean el espacio urbano bajo la lógica del capitalismo global, con ello se facilita la reproducción de su poder y la materialización de sus objetivos financieros.

La tendencias es clara y global:

“Con los cambios que trajo la globalización las terceras y cuartas generaciones de estas familias empresariales [de Monterrey], optaron por seguir la tendencia de viejas ciudades industriales: sacaron las fábricas a las periferias (locales o globales), para continuar la acumulación de riqueza en las actividades terciarias (servicios educativos, hospitalarios, construcción, espectáculo masivo, turismo, etc.).” (Palacios, 2019)

Con estos cambios lo que se busca es la creación de una “ciudad rediseñada por el interés económico” (Palacios, 2019). Estos esfuerzos no son nuevos, a lo mucho, son ejercicios de adecuación de las transformaciones realizadas en el siglo XX. Mientras que en el siglo pasado lo que estorbaba eran las reminiscencias del Monterrey rural, hoy el obstáculo es la gente, y en particular, aquella que vive al margen de las nuevas lógicas del consumo global.

Las universidades juegan un papel central en este proceso. Desde 2015 con la formación del Distrito Tec vemos cómo la economía de servicios (educativos, en este caso) se vuelve el epicentro de la reingeniería social. Contrario al discurso institucional de democracia y participación, no todas las colonias que están dentro de los límites del distrito están conformes con el desarrollo que se les ha impuesto.

A través de cooptación y amenazas se ha impuesto el sistema del Consejo de Vecinos, desde el cual se busca legitimar las transformaciones a pesar de las quejas sobre el encarecimiento de la vida y la precarización de los servicios urbanos (en específico el acceso al agua) para los habitantes de las casas aledañas a los edificios que se han creado en la zona.

Pero para el Tec, no es suficiente con controlar y obtener ganancias de las colonias aledañas. Una de las grandes sorpresas del nuevo plan de desarrollo es la integración del barrio de La Campana al Distrito Tec, proceso que tiene varios años desarrollándose de la mano de sociólogos, urbanistas y artistas primero bajo el nombre de Barrio Esperanza, después dentro de los planes del Distrito Campana-Altamira y ahora como extensión del Distrito Tec.

En el libro Voces de la Campana de Celina Fernández -principal promotora de Barrio Esperanza-, se deja muy en claro la necesidad de cooptación del territorio. Para Fernández era necesario intervenir en la colonia tras la creación de las autodefensas que se enfrentaron a “los malitos” durante el periodo de guerra del 2006–2012 (Fernández, 2018). Dichas autodefensas surgen como respuesta a la ineficiencia de las autoridades civiles y militares durante dicho periodo.

Siguiendo el ejemplo de la Comuna 13 en Medellín, el objetivo era pacificar la colonia para convertirla en un centro turístico de la pobreza, prueba de ello son la creación del macro mural y el Museo de Celso Piña que redondea su función como atracción turística de los barrios populares con el proyecto del teleférico en la colonia Independencia, uno de los principales proyectos a desarrollar rumbo a la Copa Mundial de la FIFA 2026.

Pero el Tec no es la única universidad que participa en estos procesos. Universidades como la UANL, la UERRE y la UDEM han tratado de desarrollar a su vez sus propios distritos aledaños a sus principales campus. En el caso de la UANL y la UERRE estos proyectos se integraron a los nuevos distritos planteados en el plan municipal en el centro de la ciudad, en la zona del Hospital Universitario y finalmente en la Ciudad Universitaria, impulsando la especulación inmobiliaria y encareciendo la vida tanto para las comunidades que ya habitan en estos espacios como para la comunidad estudiantil que busca vivir en espacios cercanos a los centros de estudios.

Fragmento del macro mural “El ave de los sueños” en el Cerro de la Campana

Ausencia de la crítica

Las universidades juegan un doble papel en estos proyectos, por un lado son beneficiarias de los distritos urbanos impulsando la especulación de los territorios aledaños, por el otro, funcionan como entes legitimadores de la reingeniería que se plantea desde el gobierno y las empresas.

El principal argumento del gobierno municipal para asegurar la legitimidad de sus proyectos es la participación de las universidades en el desarrollo del plan, el cual dicen fue discutido y revisado por académicos del Tec, de la UANL, la UERRE, la UMM y el Colef. A través de la creación de foros -de los que no sabemos nada más que su existencia- se discutió y perfeccionó su plan de reingeniería.

A lo largo de toda la presentación del proyecto se reafirmó una y otra vez que el Colegio de la Frontera Norte (Colef) ayudó a la redacción del proyecto final, lo cual es medianamente evidente pues en el texto de más de 300 cuartillas se puede encontrar una y otra vez la presencia de conceptos en boga del academicismo urbano: lo sostenible, lo resiliente, lo incluyente, etc.

Pero en ninguna parte del plan se incluyen aspectos críticos, es decir, ¿No existe ni un solo problema frente a lo que se está planteando? ¿Entre cuatro universidades diferentes no se pudo apuntar la existencia de un solo problema ante lo planteado? Esto es difícil de creer, y no dudo que dentro de estas instituciones podamos encontrar voces críticas, pero las mismas no figuran dentro de estos planes.

Me atrevería a decir que esto se debe a dos problemáticas del mundo académico en Monterrey, pero que seguramente encontraremos en todo el mundo. El académico regiomontano se topa con dos problemas clave en su desarrollo. Por un lado lucha contra la idea de que la ciencia — en especial la social- no debe ser considerada meramente como actividad productiva, mientras que por el otro se ve en la necesidad de producir para ganarse la vida; al final ambos problemas tienen un mismo resultado: la precarización del trabajo intelectual.

Esta precarización mantiene al trabajador académico en una situación de dependencia total de los apoyos gubernamentales y privados para el sustento de su vida y la continuación de su producción intelectual. Aunque esta dependencia no suele interpretarse como impedimento para el pensamiento crítico, la realidad nos dice lo contrario. El miedo a la precarización, a la pérdida del trabajo o las becas mantiene a una mayoría de los empleados de la academia en un silencio casi total frente a las transformaciones elitistas de la ciudad.

Pero debemos entender que este miedo no es en vano. Amplios son los ejemplos de la represión hacia el involucramiento del académico en los movimientos sociales y al pensamiento crítico. La UANL es paradigmática en este tema, tenemos el ejemplo de Jesús Puente Leyva, que tras la publicación de su libro Distribución del ingreso en un área urbana: el caso de Monterrey (1969) fue expulsado de la Facultad de Economía y fue forzado a huir de Monterrey, su crimen fue derrumbar la idea de que el obrero regiomontano vivía mejor que el resto de la república, mito que las familias empresariales difunden todavía hoy.

La destitución de José Alvarado como rector en 1961, la cerrazón de oportunidades laborales para Severo Iglesias en la década de 1970 y los despidos masivos de docentes y empleados de tendencia izquierdista y sindical durante el periodo de las batas blancas (grupo de rectores de la UANL de 1973 a 1985) son tan solo algunos de los ejemplos ampliamente conocidos sobre la represión que se le impone al pensamiento crítico cuando éste se involucra con los movimientos sociales o pone en tela de duda el discurso oficial sobre el progreso regiomontano.

En cuanto a las universidades privadas, hay mucha tela que cortar, pero como las mismas cuentan con mejores formas de esconder sus actitudes represivas, comentaremos sólo uno de los casos más recientes. Samuel García, en su búsqueda de perpetuar el poder de Movimiento Ciudadano, se ha encargado de presentar múltiples proyectos para la reingeniería total de la ciudad. Uno de los proyectos que han levantado más polémica ha sido el viaducto sobre Morones Prieto, el cuál es vendido como un proyecto crucial para aminorar el tráfico y con ello la contaminación…

No es mi intención tratar de demostrar lo ridículo de esta lógica, pues además de ser una cuestión de sentido común, la Agencia Informativa UDEM lanzó un artículo demostrando las contradicciones de esta lógica, la falta de permisos y el incumplimiento de los propios programas de desarrollo urbano.

Tras la viralización del texto y las constantes críticas al sin sentido de este proyecto, la UDEM decidió simplemente eliminarlo de su página ¿Por qué? Pues porque pone en entredicho el discurso que la propia UDEM, el TEC, la UANL, etc., utilizan para el desarrollo de sus intereses financieros y afecta la relación con el gobierno estatal, actor clave en la reingeniería de la ciudad. Al poco tiempo la directora de la Agencia Informativa UDEM fue despedida tras el acoso y el hostigamiento tanto de la universidad como del gobierno.

Conclusiones preliminares

En esta primera intervención hemos revisado el papel de las universidades en el desarrollo y legitimación de la reingeniería urbana que el Tec impulsa desde el 2015 y que hoy incluye a las grandes universidades de la ciudad. También hemos revisado cómo la represión y la precarización del trabajo intelectual han contribuido a la ausencia de la crítica tanto dentro como fuera de los ejercicios de legitimación del Plan de Desarrollo Urbano.

Por si fuera poco, la única voz colectiva de académicxs críticos en Monterrey, Académicxs 43, decidieron poner una pausa a sus esfuerzos tras 7 años de trabajo. La mayoría de los trabajos que se presentaron en este blog sirvieron como contrapeso de los discursos oficiales provenientes tanto de las universidades como de las empresas. El involucramiento de algunas de estas académicas en los movimientos sociales marcó a su vez un enriquecimiento en los discursos de estos movimientos lo cuál ha contribuido al rechazo de planes como los aquí mencionados.

De nada nos sirve lamentarnos, el esfuerzo de Académicxs 43 ha terminado pero queda como ejemplo del papel del trabajador académico frente a los esfuerzos de las élites por crear una ciudad a su imagen y semejanza. Nos permite revisar a contrapelo los discursos gubernamentales y empresariales que otros académicos, faltos de crítica, han impulsado para suavizar un proceso que necesariamente implica el encarecimiento de la vida y el eventual despojo o abandono de la ciudad.

El ejemplo de este colectivo nos impulsa a generar nuevas formas de pensar nuestra creación intelectual, nuevas maneras de formar parte de los movimientos sociales y, eventualmente, nuevas formas de enfrentarnos a la precarización del trabajo intelectual. En la siguiente entrega discutiremos otra de las novedades del Plan de Desarrollo, la selección de los barrios históricos de la ciudad.

Referencias

Fernández, C. (2018) Voces de la Campana. Barrio Esperanza

Palacios, L. (2019) La Segunda Reingeniería de Monterrey. Antihistoria

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