Crítica y Acción (Arnoldo Diaz)
Crítica y Acción
Los conflictos de la metropolización en Monterrey
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Los conflictos de la metropolización en Monterrey

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Introducción

La ciudad de Monterrey es la tercera ciudad más importante de México, su desarrollo industrial y urbano han sido las principales razones por las que se le ha considerado de esta manera. Son infinitos los estudios sociológicos, económicos, históricos, etc., que se han encargado de analizar estos procesos en la ciudad, sin embargo, en la historiografía local se ha dejado de lado los aspectos de la vida diaria y los problemas de los habitantes de esta gran metrópoli.

En este sentido, se da la necesidad de voltear a ver uno de los conflictos más interesantes de la segunda mitad del siglo XX en la localidad, la crisis de la vivienda y la consecuente toma de tierras por una gran cantidad de migrantes que llegan a la ciudad buscando mejores condiciones de vida, este conflicto va a definir la estructura urbana de Monterrey hasta la actualidad y su dinámica económica con un enorme aumento de mano de obra barata, fuertes ingresos para la población migrante por parte del comercio informal, etc.

Pero antes de profundizar en esos temas, este trabajo tiene como objetivo analizar el proceso de metropolización que se da en la ciudad desde los años 50’s hasta la década de los 80’s y el papel de la migración en este proceso, se hará revisión de los primeros datos encontrados sobre los precios de la vivienda en Monterrey en los años de 1970–1980 donde se presenta un auge en la práctica de la toma de tierras y se estudiará brevemente el papel del gobierno en esta problemática, así como del movimiento popular que alientan la práctica de la toma de la tierra como es el Frente Popular Tierra y Libertad.

Los principales textos que se analizan en este trabajo son artículos de sociólogos y economistas que aportan interesantísimos datos a la investigación como es el caso de Gustavo Garza, Rosa Isela González Beltrán, María de los Ángeles Pozas, entre otros. Uno de los principales conflictos para la realización de este trabajo es la escasez de fuentes bibliográficas de carácter historiográfico que tomen el tema, esto debido a la concentración de los historiadores por los conflictos menos contemporáneos y la popularidad de enfoques como la historia política y la historia económica dedicada al estudio de la élite y la industria, no propiamente de los problemas cotidianos de la vida urbana en Monterrey.

Población y problemas en el área metropolitana

Podemos ubicar el comienzo del desarrollo metropolitano de Monterrey en la década de 1950 cuando los municipios de San Nicolás de los Garza y Guadalupe ya pertenecían al Área Metropolitana de Monterrey y contenían una población cercana a los 362,400 habitantes, con la integración de San Pedro Garza García la población se duplicó, para 1960 se encontraban 695,400 habitantes distribuidos en los cuatro municipios del AMM. A partir de esto, el crecimiento del AMM seguirá su curso, Santa Catarina, Apodaca y General Escobedo se integran en los años 60’s. Con esto, el área metropolitana alcanza 1.3 millones de habitantes en 1970 y ya en la década de los 80’s se alcanzan los dos millones con la integración del municipio de Juárez.

Se presenta como suposición que el aumento de municipios en el AMM es una táctica del gobierno del estado de Nuevo León para distribuir a la gran masa de migrantes que llegan a Monterrey, se ha llegado a esta hipótesis a través de la interpretación de datos que presenta Gustavo Garza referente a la población de Monterrey, para 1960 la población representa el 86.4% de la población total del AMM, mientras que con la integración de los nuevos municipios se reduce a 68.3% para 1970, lo que significa un decrecimiento de 3.8% de 1960 a 1970 en Monterrey. Este acontecimiento curioso en el desarrollo del AMM se va a generalizar en el estado de 1970 a 1980 cuando “la tasa de crecimiento anual baja en todo el estado [de 6.3% a 4.6%]. La de Monterrey pasa de 3.8% a 2.2%”. La tasa de crecimiento anual en Monterrey va a decrecer de manera impactante de 1980 a 1990 donde “es negativa, de 2.2 a -0.2 [La estatal pasa de 4.6 a 2.5] marcando el fin de la primera etapa de metropolización”.

Aquí se encuentra lo que podría parecer a simple vista una contradicción de la dinámica urbana, vemos que en el momento de menor crecimiento de la ciudad el déficit de la vivienda aumenta y cada vez más personas, en su mayoría migrantes, se ven obligadas a buscar la alternativa de la ocupación ilegal de la tierra. Pero se puede adelantar una conclusión al respecto, es probable que los censos en que se basa Gustavo Garza no contemplen a la población que vive en la periferia, zonas tomadas ilegalmente.

Lo cual también explicaría los resultados presentados por la Comisión de Desarrollo Urbano del Gobierno de Nuevo León donde estimaba que el 19.8% de las viviendas están construidas con materiales inadecuados, 10% no cuenta con agua y/o drenaje y 6.2% presenta condiciones de hacinamiento, cifras que podrían presumirse de muy bajas, según el análisis de José González “en 1986 se calculaba que el 60% de las familias que se agregan anualmente a la población del estado, no tenían posibilidad económica para adquirir una vivienda terminada”, lo que por lo menos significa una mayor cantidad de viviendas sin agua y/o drenaje a diferencia del 10% que se mencionaba anteriormente.

Se han encontrado más datos que ponen en duda los presentados por la Comisión de Desarrollo Urbano del Gobierno de Nuevo León, por ejemplo, los expuestos por Rosa Isela González Beltrán muestra que los hogares en pobreza extrema de 1963 al ’68 bajan de un 70% a un 58.2%, de 1977 al ’81 también disminuye el porcentaje, de 35.7% a 30.9%, mientras que de 1982 a 1988 crece de 30.9% a 34.8%, por lo que se puede suponer que más del 10% de las viviendas pueden no tener agua y/o drenaje; pero aunque estos datos son extremadamente valiosos queda un hueco importante en las cifras de González Beltrán, de 1969 a 1976, precisamente los años donde el déficit de la vivienda y la ocupación de tierras ilegales es mayor.

Este rescate de cifras contribuye primordialmente en cuestionar los datos presentados por las fuentes oficiales del estado y del país, que tienden a suavizar la problemática o a omitir ciertos aspectos del problema. Este proceso de metropolización de Monterrey va a traer grandes problemas para el desarrollo de la ciudad, como se ha mencionado, pero antes de entrar de llenos en estos problemas, es necesario analizar el factor social que ha sido comúnmente asociado a este crecimiento y también a los problemas que éste trae, la migración.

El migrante y la marginación

Aunque es cierto que el crecimiento del fluyo migratorio en México alcanzan su auge y su crisis en la segunda mitad del siglo XX, estos movimientos no son nuevos, la pobreza y la inmigración han existido siempre, se han manifestado como acompañantes constantes del desarrollo histórico de la sociedad. La diferencia de este proceso con las migraciones históricas, por lo menos en México, es que por primera vez se tiene bien en claro de manera cualitativa y cuantitativamente el proceso de migración, se ha logrado estudiar en su momento y se sigue estudiando, se está consciente de sus causas y sus consecuencias

Una de las principales patologías que presenta la ciudad de Monterrey es la elevada inmigración que reciben las ciudades, así como el insuficiente crecimiento económico que no enfrenta la elevada demanda de empleaos permanentes y bien remunerado. La migración se sitúa como el principal factor de crecimiento poblacional en el AMM y serán estos migrantes, sin trabajo estable o bien remunerado, quienes se vean en la necesidad de tomar la tierra ilegalmente, además recurrirán a la técnica del comercio informal para sustentarse.

Se debe tener en claro que en este trabajo se entiende a la migración como “la respuesta adaptativa de la población en lo referente a nuevas oportunidades de empleo y de manera general, una nueva y tal vez mejor calidad de vida” ya que se considera que es la definición más apropiada para comprender el flujo migratorio hacia la AMM. El poco crecimiento de las áreas rurales en México de 1940 a 1985, donde se registra un crecimiento de 1.7% en promedio anual, en comparación con las ciudades que durante el mismo periodo crecieron 6.1% en promedio anual, es la manifestación de los grandes movimientos migratorios que se dan al interior del país. La migración interna es la categoría adecuada para situarnos en el problema expuesto por ser un factor de cambio social que desempeña un papel importante dentro del análisis demográfico, social, económico y también histórico, así como por ser aceptada comúnmente, la migración rural-urbana, como un factor determinante en el crecimiento de las ciudades en México.

No se pretende ahondar en los factores del campo ni de la ciudad que contribuyeron en estos movimientos, pero podemos mencionar que en las zonas rurales estos movimientos podrían deberse al rápido crecimiento de la población sin que haya un adecuado desarrollo ni distribución de los recursos, y por otro lado, en el caso específico del AMM esta significa un polo de atracción para la población migrante por su crecimiento económico e industrial, aunque no todos los migrantes tuvieron la oportunidad de encontrar empleo estable y bien remunerado como se mencionaba anteriormente. No está de más mencionar que el primer efecto de la migración hacía Monterrey va a ser la metropolización, que como se mencionó anteriormente, responde a una táctica del gobierno para descongestionar el cada vez más grande número de migrantes que llegaban a Monterrey entre 1960 y 1980.

Ante la gran cantidad de migrantes la ciudad se va a enfrentar a diversos problemas, uno de los más importantes, pero quizá no el principal para este trabajo, es la falta de empleo bien remunerado, por lo que los migrantes deberán recurrir a actividades de la economía informal como vendedores ambulantes de todo tipo de “fritangas”, comercio de diversos tipos de artículos personales o de consumo inmediato y en casos extremos a mendigar o pedir limosna. Otro de los problemas, que es el que más interesa a este trabajo, es el de la falta de recursos para poder conseguir una vivienda digna por parte de la gran mayoría de los migrantes, por lo que éstos tendrán que recurrir a diversas opciones para poder conseguir vivienda, por un lado las organizaciones independientes van a organizar tomas masivas de tierras donde se establecerán para vivir de manera ilegal, y por otro lado, el gobierno intentará controlar a la población migrante mediante la creación de organismos encargados de distribuir la tierra en precios accesibles como es el caso de INFONAVIT a nivel federal y FOMERREY a nivel estatal.

Los precios de la vivienda contra el aumento salarial

Uno de los temas que resaltan en la problemática social que se ha expuesto hasta el momento de la migración y la metropolización en Monterrey es las pocas oportunidades que tenían los migrantes que llegaban a la ciudad para adquirir lo que podríamos considerar una vivienda digna; esta problemática se ha tratado de maneras muy diversas, pero se ha dejado de lado múltiples veces el tema directo de los precios reales de la vivienda en Monterrey, con algunas excepciones. Este tema se considera crucial para el entendimiento de este complejo fenómeno como es la toma de la tierra en el área metropolitana ya que se considera que “los precios del suelo, de los materiales de la construcción, de la mano de obra y de la urbanización son considerados los factores económicos más influyentes en el proceso de consolidación habitacional de escasos recursos”.

Hace falta un análisis estructurado de los precios sobre los materiales de la construcción, pero se pueden presentar algunos datos referentes al aumento de la vivienda en general. “En 1970 el precio de una vivienda era de $ 44,987.00 que equivalía a 1428 veces el salario mínimo que en aquél año fue de $ 31.50 diarios, es decir, una vivienda costaba 3.9 años de salario mínimo dedicándolo íntegramente a pagar su vivienda”, gracias a los datos que presenta Valenzuela nos damos cuenta de que el salario mínimo con relación al precio de la vivienda es insuficiente, sobre todo entre 1974 y 1979 cuando el valor de una vivienda pasa de 4.5 a 5.8 años de salario mínimo. Es justo en ese periodo entre 1973 y 1980 que se intensifica la toma de tierra de manera ilegal y a su vez se formalizan los intentos del gobierno por crear instituciones que regularan este conflicto.

Sin embargo, la situación del valor de la vivienda se vuelve más complicada en 1980 y 1981 cuando el precio medido en años de salario mínimo se eleva a 7.4 y a 8.1 respectivamente, lo que representa en pesos $403,104.00 en 1980 cuando el salario era de $150.00, mientras que en 1981 el salario era de $190.00 y el precio de la vivienda representaba $559,600.00. Ante estos datos podemos llegar a la conclusión de que no era tarea fácil poder obtener una vivienda digna, ya que además del precio del suelo (que es lo que se ha estado mostrando anteriormente) debemos considerar que el precio de la urbanización, es decir, la instalación y el uso de servicios como el agua y drenaje, la luz, entre otros aumenta el precio en el proceso de construcción, los materiales significan otro costo y en sí mismo el proceso de construcción aumentan aún más el precio del proceso. Ante el lento crecimiento del salario, la escases de empleos fijos con buena paga y las necesidades primarias como comer y vestir, el migrante que llega a Monterrey se ve obligado a vivir en casas en la periferia de manera ilegal y construidas por ellos mismos con materiales de baja calidad.

Aquí es donde se puede mencionar una de las características más interesantes del proceso de población de la periferia en Nuevo León, ante la ilegalidad de la ocupación, se puede suponer que no muchas constructoras privadas facilitaban los servicios de la construcción de las unidades habitacionales, por lo que el migrante se ve obligado a usar sus propios medios económicos y físicos para construir su vivienda, “en un lapso de 40 años, se construyeron 90% (450,000) del stock de viviendas existentes en 1986 en el AMM, y poco más del 53% de estas edificaciones fueron autoconstruidas (240,000) correspondiendo a diversas formas de poblamiento urbano-popular (540,000 en lotes de urbanización progresiva, 60,000 por uniones de colonos, 50,000 en fraccionamientos irregulares y 76,000 en fraccionamientos urbanizados de bajo costo o en áreas antiguas de la ciudad”, como podemos observar en estas cifras, no son solo los migrantes que toman la tierra irregularmente los que practican la autoconstrucción, el gobierno a través de la venta de lotes de tierra baratos dejaba a su suerte al comprador, teniendo éste que construir su vivienda desde cero, éstos también se veían afectados ya que quizá podían adquirir el lote de tierra, pero el coste de material, mano de obra y urbanización eran igualmente caro y recibían un salario igual de bajo que cualquier otro migrante, por lo que no existía mucha diferencia ni mucha mejora en las condiciones de vida si su tierra era comprada o tomada.

La toma de la tierra y las medidas gubernamentales

Ante la falta de trabajo o de conseguir un trabajo bien pagado, el migrante se topa con el problema de conseguir una vivienda digna, en un principio los migrantes se establecían en el centro de la ciudad, pero las personas que no encontraban cabida en el centro fueron poblando las periferias de la ciudad, “concretamente en 1962, y de acuerdo a la clasificación [sector de bajos ingresos] que hace el entonces recién creado Departamento del Plan Regulador de la Ciudad de Monterrey y Municipios Vecinos, estos sectores constituían el 55.5% de la población con un total de 86 mil familias, dedicadas principalmente a la industria de la construcción, al pequeño comercio y a los servicios domésticos”.

En un principio, la toma ilegal de la tierra no era necesariamente una manifestación ni un ataque al gobierno, por el contario, estaban dentro del margen corporativo del partido oficial, siendo la Confederación de Organizaciones Populares (CNOP), la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) y la Confederación de Trabajadores Mexicanos (CTM) quienes van a impulsar la toma de tierras para tener control sobre la población migrante y afiliarlos rápidamente al partido oficial. De esta forma los terrenos eran invadidos y el gobierno casi de forma inmediata actuaba para regularizarlos a través de la creación de la Oficina de Colonos y Posesionarios (OCP). Para 1968, con la intención de crear un programa de introducción de servicios públicos, el gobernador Eduardo Elizondo prohibió la venta de terrenos sin urbanizar, lo que agudizó los problemas y las invasiones de tierra, que para 1973 logran salir del esquema corporativo del Partido Revolucionario Institucional.

Es en 1973 cuando aparece la manifestación más interesante en todo el conflicto de la posesión de tierras, la comuna Tierra y Libertad se muestra como la primera organización autónoma que realiza invasiones de tierras, principalmente al norte de la ciudad pero también en el sur de ésta, lo que afectó los intereses de sectores privados que planeaban utilizar esas tierras para diferentes fines. Las invasiones de Tierra y Libertad se expanden entre 1973 y 1976, creando así el Frente Popular Tierra y Libertad, una organización con carácter ideológico de izquierda específico como es el maoísmo, esto propició que los vecinos de esta colonial mantuvieran su distancia del gobierno, construyeron sus propias redes de infraestructura de agua, drenaje y electricidad, así como la infraestructura necesaria para la creación de escuelas y consultorios médicos, entre otras cosas. “Las mil quinientas familias que fundaron las colonias provenían de los lugares aledaños. Es decir, ya estaban en la ciudad, hacinados con conocidos y familiares o en las vecindades que se extienden a lo largo de la avenida Bernardo Reyes”, pero la gran mayoría de las familias son de origen migrante.

En respuesta a la gran popularidad del Frente Popular Tierra y Libertad, y su intensa actividad de toma de tierras entre los años de 1973 al ’76, el gobierno va a fundar la institución de regularización más importante y efectiva en todo este proceso, el fideicomiso Fomento Metropolitano de Monterrey (FOMERREY). La razón por la cual FOMERREY cobra una fuerza impresionante después de haber sido fundado en 1973 es la inutilidad de la organización federal del INFONAVIT ya que era requisito para poder obtener los beneficios de esta institución el tener un ingreso considerable y un empleo fijo, precisamente de lo que carecían los migrantes. FOMERREY tiene un carácter más político que social, su intención era poder aglutinar y mantener el control de los migrantes, para esto ocupo de la ayuda de las organizaciones “populares” como la CNOP, CTM y CROC, reforzando así el corporativismo típico del régimen priísta.

A pesar de las condiciones precarias que presentaban las colonias regularizadas y proporcionadas por FOMERREY, la competencia entre éste y el Frente Popular Tierra y Libertad se agudiza, y aun con la actitud renuente de los líderes de Tierra y Libertad, éstos paran la invasión de tierras para 1976, ahora solo 8000 de las familias de la colonia Tierra y Libertad no tienen su vivienda regularizada por FOMERREY o el Plan de Tierra Propia, proyecto de regularización de la tierra fundado por el gobernador Martínez Domínguez.

Conclusiones

Con lo expuesto en este trabajo se puede llegar a múltiples conclusiones sobre el proceso de metropolización, migración y el tema de la vivienda. Primero observamos que el proceso de metropolización no responde exclusivamente a un progreso económico de los municipios aledaños a Monterrey, sino que se presentó como una medida para controlar y desviar el fluyo migratorio de que llegaba a la capital de Nuevo León, aunque quizá ningún municipio se verá tan afectado ni será un punto de conflicto tan grande para la población migrante como lo será Monterrey. En segundo lugar, la población migrante es la más afectada en cuanto a la situación de trabajo y vivienda se refiere, ya que no se cumple con las expectativas de mejorar las condiciones de vida que éstos esperan. Es necesario profundizar en el proceso de metropolización, no como un problema que responde a las necesidades de la capital, como se hace en múltiples trabajos incluyendo este, sino observando las características propias de cada municipio y el crecimiento económico de éstos entre los años de 1950–1990 que se han situado como la primera etapa de metropolización; a su vez es de sumo interés e importancia analizar las condiciones de las zonas rurales en México durante este periodo, especialmente las zonas de Nuevo León para alcanzar a comprender por completo la problemática de la migración del campo a la ciudad.

En cuanto a los precios de la vivienda, podemos concluir de manera preliminar que la distribución de los ingresos en Monterrey se daba de manera insuficiente, el trabajo mal pagado y los altos costos que rodean la creación de una vivienda digna son los principales factores del fenómeno social que se presenta como la toma de la tierra y la autoconstrucción de la vivienda. Por último, podemos observar que las instituciones gubernamentales juegan un papel decisivo en la década de los 70’s y los 80’s en la gestión de la vivienda, es a través de la intromisión total del gobierno de Nuevo León que la problemática va disminuyendo o por lo menos adquiere un carácter menos violento o radical, esta actitud paternalista y corporativista del gobierno en el estado que se extiende aproximadamente hasta 1988 demostrando una vez más que la política local se mantiene al margen del modelo nacional, ya que por lo menos en el ámbito de la vivienda, el Estado benefactor predomina mucho más allá de lo establecido comúnmente en la historiografía mexicana. Hace falta, profundizar en los precios de los materiales de construcción, así como extender la lista de precios en general de la vivienda y de los salarios, esto para poder comprender de mejor manera el proceso de déficit de la vivienda en el AMM. A su vez, es necesario profundizar en el papel que juega el INFONAVIT en este conflicto, que probablemente nos muestre la inutilidad o la falta de interés del gobierno federal por resolver los problemas de Nuevo León, así como revisar el corto periodo de vida del Plan de Tierra Propia y su integración a FOMERREY, para comprender de esta manera el poder corporativo de esta institución gubernamental.

Bibliografía

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  • Ponencia presentada en el I Encuentro Regional de Estudiantes de Historia (Centro-Norte) en el 2014

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